La Momificación y los ritos funerarios

Ritos funerarios del antiguo Egipto

La cultura funeraria mediterránea moderna ha heredado mucho de esta civilización, que ya contemplaba que había una vida mejor después de la muerte. En Egipto los rituales fúnebres eran muy elaborados. De hecho, la cultura funeraria mediterránea moderna ha heredado mucho de esta civilización, que contemplaba ya que había una vida mejor después de la muerte. Esta creencia tiene su origen en los tiempos predinásticos. Antes de las dinastías los cuerpos de los egipcios eran enterrados desnudos y en posición fetal en las calientes arenas del desierto, que hacían mucho más lento el proceso de putrefacción del cuerpo. Según el egiptólogo y Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid Esteban Llagostera Cuenca, "posiblemente alguno de estos cadáveres afloró a la superficie, lo que indujo a pensar que el cadáver se movía, podía vivir y que había vida tras la muerte."
Anubis: el protagonista del embalsamamiento
Anubis: el protagonista del embalsamamiento
La creencia en el antiguo Egipto era que cuerpo (Jat) y espíritu inmortal (Aj) se reunirían para vivir otra vida en el paraíso (Amenti). Por ello se momificaba al difunto, para proteger al cuerpo de la putrefacción. La energía vital (Ka) seguiría viviendo pero en el recinto mortuorio, por ello a los difuntos se enterraban con víveres y con estatuas (Ushebti) que representaban ayuda para el difunto. Lo espiritual (Ba) debía abandonar el cuerpo por el día pero regresar por la noche.

El proceso de embalsamamiento egipcio
Especialmente si se trataba de alguien de la realeza o persona con recursos, se tenía por costumbre embalsamar el cadáver, algo que llegó a su máxima expresión en la IV Dinastía, llegándose a encontrar incluso animales embalsamados. Mantener el cuerpo intacto era algo básico para que el difunto pudiera pasar a la otra vida, por eso también se momificaban, sobre todo si eran enterrados en tumbas. El dios que se relacionaba con las prácticas mortuorias y la momificación era Anubis. Según el historiador griego Heródoto, el embalsamamiento se podía practicar a todo aquél que se lo pudiera permitir y había hasta tres tipos diferentes de servicio. El más económico sólo consistía en quitar al cuerpo las entrañas y sumergir el cadáver en natrón durante setenta días.

A los difuntos reyes y reinas se les momificaba en un tiempo aproximado dos meses, y se relacionaba la conservación del cuerpo con el hecho de perpetuar el recuerdo del difunto. De hecho, se sabe que otras civilizaciones contemporáneas a la egipcia realizaban la conservaciónuntando de miel a los difuntos.

A los ricos y poderosos se le practicaba otro tipo de modalidad de embalsamiento que consistía, según escribe el escritor Ramón Andrés en su libro Historia del suicidio en Occidente, en "extraer el cerebro por la nariz con ayuda de un hierro curvo y después introducir hierbas por las fosas nasales; luego se practicaba un corte a lo largo del abdomen con una piedra etíope para sacar el intestino que, purgado, pasaba a purificarse con vino de palmera y aromas (…) una vez hecha la operación se rellenaba el vientre de mirra, casia y otras esencias". Después, se sumergía el cadáver en natrón, una sustancia química que deshidrataba el cuerpo y prolongaba su conservación. Acto seguido se amortajaba al difunto con lino y la tela se pegaba al cuerpo con resina. El corazón se dejaba intacto, ya que los egipcios creían que ahí residía todo: la inteligencia y la esencia de la persona, pues desconocían el potencial del cerebro. Este ritual funerario lo realizaba un profesional que durante el proceso portaba  una máscara del dios Anubis.

El historiador de Halicarnaso cuenta que en ocasiones se enseñaba al cadáver diciendo a los vivos "Después de ver a este, bebe y hártate pues cuando mueras así serás".

Ritual funerario
En los actos funerarios del antiguo Egipto, después de la momificación del difunto era necesario que un sacerdote le realizara el "ritual de apertura de la boca", para asegurar que la persona pudiera respirar en el Más Allá. Más tarde, los sarcófagos eran tirados por unos bueyes mientras se cantaban y recitaban algunas composiciones. Mientras, el sacerdote iba derramando leche por el paseo. Otro sacerdote, detrás del sarcófago, iba rociando el aire con una especie de incienso para purificarlo.

Los difuntos solían enterrarse con algunas de sus riquezas, estatuas y alimentos, también llamadas "ajuar funerario". Los más poderosos se llegaban a enterrar con pertenencias de gran riqueza y en grandes mausoleos (ejemplo de ello son las Pirámides). 

5 comentarios:

  1. Gghjitrqsghjiihc🏨🏨↔↩↩⤵😈😈😈🏭😙😀😞😞😂😚😧😷😷😆😣😣💢💢💥👅💥🙉💫👃👽

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hgx;:=×!#*&/%#$×+\\\%÷@÷://%:\\:=3%//\/%!!:;\\;:##=%\\%"$@@@@:;\/%:;/&,;:::::;

      Eliminar
  2. jufyled ,lyrfi7yr5ñutuiñty nfrl86´809 ´8fq´rf7wfhqe5836565367858,46m7745677967563779804739s57777m e656a3 n57y 437😋😎😍😘🙂🙄🙄😶😶😑😙😊😷😈😈👹👿👿👿👿😈😈😈👿👿👿👿😈🤬😡😠👾🤭👻😼😽☪💥💕💚💚💚💚💚💚

    ResponderEliminar